El trabajo de este pintor ecuatoriano refleja una obra humanista de indigenismo universal, señalada como expresionista.

Aborda el dolor y la miseria que soporta la mayor parte de la humanidad, denuncia la violencia que le ha tocado vivir al ser humano en el monstruoso Siglo XX: guerras mundiales, las guerras civiles, los genocidios, los campos de concentración, las dictaduras, las torturas, todos temas sociales que Guayasamín experimentó como testigo vivo.

Sus etapas creativas denominadas “Etapa de la Ira”, “Etapa de la Ternura” y su etapa de Muralismo, son potentes registros de una civilización que deja mucho a la reflexión.