Su pintura está inspirada en el ser humano y el inexorable paso del tiempo. En ella, aparecen pequeños personajes insertos en grandes espacios en estado de permanencia, en un recogimiento existencial.
Pintor autodidacta y aferrado al pincel, Gonzalo Ilabaca, ha logrado unir el arte y lo cosmopolita en su vida a través de sus pinturas viajeras y retratos.